"La verdad oculta"
Narra la
historia de cómo Omalu logró identificar una enfermedad degenerativa ETC
(Encefalopatía Traumática Crónica) que afectaba exclusivamente a los jugadores
de fútbol americano y que estaba causando serios problemas a algunos profesionales
retirados.
"El
comienzo fuerte está en el retrato de Omalu y la muerte que le llevó a
determinar las consecuencias de las repetidas concusiones que sufre un jugador
de Americano".
La historia comienza, con la repentina muerte de
una leyenda de este deporte: el centro defensivo de los Acereros de Pittsburgh
Mike Webster, considerado uno de los mejores de su posición en la historia de
la NFL.
La causa de su muerte fue informada como un ataque
al corazón. Sin embargo, el cuerpo fue analizado por Omalu, quien había llegado
a EE.UU. desde Nigeria y se había especializado en temas forenses y neurología.
El asunto es que cuando Omalu revisó el cadáver se
encontró con serias lesiones en la cabeza del exjugador que lo llevaron a
pensar que el diagnóstico de una falla cardiaca no era preciso.
"Al analizar la cabeza de
Webster, nos encontramos con daños semejantes a los de las personas que sufren
de alzhéimer o demencia. También similares a las que se encuentran en algunos
boxeadores", expresó Omalu.
Con este primer diagnóstico, Omalu se dedicó a
estudiar los cuerpos de otros seis jugadores de la NFL que habían muerto
prematuramente con una hipótesis en mente: los resultados de los análisis
hechos en Webster eran parecidos a los de los boxeadores que reciben constantes
golpes en la cabeza y que sufren un mal conocido como "demencia
pugilística". Algo similar, pensó el médico, podría estar causando la
muerte en los profesionales de la NFL.
Su revelación fue presentada de
manera científica en 2005 en la revista Neurocirugía con
un título provocador: " ETC (Encefalopatía Traumática Crónica) en un
jugador de la NFL".
Allí señaló que la sucesión de golpes
que reciben los jugadores le producían daños severos a nivel neurológico, lo
que a su vez generaba en ellos un cambio de personalidad, pérdida temporal de
la memoria, náuseas, trastornos compulsivos y en algunos casos, los conducía a
la muerte prematura por suicidio.
La respuesta al artículo científico no se hizo
esperar y fue una dura batalla legal: el departamento médico de la NFL le pidió
a Omalu que se retractara de sus afirmaciones.
Pero Omalu decidió continuar.
Realizó análisis en los jugadores de la NFL Terry Long y Justin Strzelczyk,
quienes se habían suicidado después de dejar el deporte, y halló que el cerebro de estos dos
jugadores –que tenían 45 y 36 años en el momento de su muerte– eran similares a
la de un anciano de 90 años que sufre mal de Alzheimer.
Publicó los resultados de sus
nuevas investigaciones. Y la NFL continuó afirmando que no había ninguna
"evidencia" científica que soportara el caso de Omalu y el
traumatismo craneoencefálico crónico.
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